By Esther Gómez
esther@neomoda.com
Barcelona
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Barcelona
Lady Gaga se hizo con el control de Barcelona, en un puente donde los controladores aéreos y los líos de aeropuertos han complicado la vida a mucha gente… Los acérrimos fans deGaga llevaban días acampados a las puertas del Palau Sant Jordi, pasando frio y demás calamidades consolados con su música y el deseo de una primera fila.
El martes 7 de diciembre, el tiempo fue clemente y el frio dio paso a una temperatura más que relajada en Barcelona, perfecto para ir a hacer unas cuantas horas de cola para ver aLady Gaga. Ha sido uno de los conciertos más esperados del año en Barcelona y sin duda la doble cola que podías ver al subir la cuesta hacia el Palau lo demostraba.
Las puertas se abrieron y al rato empezaban a tocar los teloneros y amigos de Lady Gaga: Semi Precious Weapon. Un grupo con muchas pretensiones, gritos y guitarras, como no, con algún que otro pelo rubio y tacones de aguja. Nada reseñable de su actuación.
Lady Gaga apareció puntual con un despliegue de medios propio de la diva en que se ha convertido. Multitud de vídeos entre las canciones y cambios de vestuario, una estética cuidada y porque no reconocerlo, muy Madonna… El escenario iba cambiando a medida que avanzaba el concierto y la historia de Monsters Ball, primero con un coche, luego un vagón de tren, un tétrico Central Park, y así infinidad de atrezzos.
Qué decir del estilismo!! Lady Gaga no decepcionó, cambió de vestido multitud de veces y menudos modelitos… Cuero, tachuelas, hombros exagerados y mucha piel a la vista. Algunos de los looks eran muy esperados, el bikini de Telephone, el vestido de pelo, el look de monja transparente y el colofón final, con Bad Romance y la bola giratoria alrededor de su cintura. Sin embargo de todos los looks destaco el vestido blanco, casi angelical, que tenía vida propia, con capas y volantes que iban moviéndose mecánicamente. Toda una obra de arte.